Ya conozco los ejercicios de Kegel... ¿Necesito sesiones de fisioterapia?
SANDRA DE LA FUENTE SEIVANE
CENTRO DE FISIOTERAPIA EOS
Si ya sé hacer ejercicios de Kegel… ¿Necesito ir a una clínica de fisioterapia especializada en suelo pélvico? Es una duda perfectamente comprensible, vamos a intentar resolverla con argumentos de peso.
Kegel describió en el año 1948 una serie de ejercicios de contracción con intención de fortalecer los músculos pélvicos. Es una de las técnicas más conocidas a nivel popular para resolver o minimizar los problemas de incontinencia urinaria, y es de agradecer que con ello ayudase a dar visibilidad sobre el tema, ya que en aquel momento no se prestaba atención alguna a esta problemática. Desde entonces se ha avanzado en el tema, y a día de hoy proliferan los dispositivos para uso domiciliario que miden la contracción y usan juegos para hacerlo más ameno y visual. Pero, ¿es todo tan sencillo? Ojalá, pero la verdad es que no.
El primero de los motivos para visitar una consulta especializada antes de iniciar los ejercicios de Kegel es precisamente para asegurarnos de que la contracción se realiza de forma correcta. La musculatura debe “cerrar y ascender”, debe hacerlo de forma simétrica, sin generar contracciones en otros músculos cercanos, y de manera controlada. En muchos casos las y los pacientes no son conscientes de cómo están realizando esta contracción, y en algunos casos incluso se ejecuta la contracción “empujando y descendiendo”, lo que sería totalmente contraproducente. Una valoración personalizada y un entrenamiento guiado para asegurarnos de que todo se está realizando correctamente, nos acelerará la recuperación y nos evitará problemas en el futuro.
Otra de las razones por las que se recomienda acudir a un fisioterapeuta especializado es que los problemas de incontinencia (entre otros) no siempre se deben a una falta de tono muscular de la musculatura del suelo pélvico.
Vamos a empezar por definir lo básico: ¿qué es el tono muscular? Podríamos definirlo como la “tensión” que presentan las fibras musculares en reposo, que aumenta durante la contracción y disminuye en la relajación. Cuando un músculo presenta falta de tono está más flácido, más blando, y normalmente con dificultad para contraerse cuando se lo pedimos. Cuando por el contrario presenta un exceso de tono muscular en reposo lo encontraremos endurecido, acortado y con una sensación de contracción constante. Lo curioso de esto es que tanto los músculos con falta de tono como los que presentan un exceso del mismo suelen ser músculos debilitados: unos por la dificultad para responder a la intención de contraer, otros por fatiga y falta de elasticidad, lo que no les permite hacer una contracción eficiente. En ambos casos es probable encontrarse con una incontinencia urinaria, sin embargo, los ejercicios de Kegel para los músculos con exceso de tono estarían a priori contraindicados. ¿Para qué entrenar a un músculo cuyo problema es que nunca se relaja y por tanto no tiene descanso suficiente? En esta situación lo que se necesita es relajar la musculatura, recuperar su elasticidad y mejorar el flujo sanguíneo de la zona, y conseguir que el cerebro aprenda de nuevo cual es el tono ideal de reposo. A partir de ahí, podríamos entrenarlo para recuperar fuerza.
Además, debemos de tener en cuenta que en muchos casos, la raíz del problema no está en el suelo pélvico, con lo que no nos serviría de nada realizar incansablemente pautas de contracción a diario.
El transverso del abdomen (músculo abdominal profundo) es fundamental para el buen funcionamiento del suelo pélvico, porque no solo ayuda a que su contracción sea más efectiva, si no que alivia el peso que caería sobre la zona del periné. Si el transverso del abdomen está bien entrenado, sin puntos de tensión y con una buena dinámica de contracción, todas las presiones que vienen desde la parte alta del cuerpo (carga de pesos, tos, peso del tórax…) se repartirán de manera equilibrada, de forma que el suelo pélvico no sufra cargas excesivas y no se dañe.
De la misma manera que hablamos del transverso del abdomen, podríamos mencionar la columna vertebral, el diafragma, los glúteos y tantos otros, importantísimos para que el suelo pélvico no esté sometido a un trabajo excesivo, que le resultaría imposible mantener en el tiempo, por muchos ejercicios de Kegel que hagamos. En estas situaciones, la función de la fisioterapia es trabajar la musculatura en desequilibrio, sea o no suelo pélvico, y conseguir con ello un buen reparto de presiones y una buena postura general.
Estos son solo algunos de los motivos principales por los que se recomienda asesoramiento especializado para una recuperación de suelo pélvico, pero podríamos seguir hablando varios párrafos más: influencia del dolor, falta de propiocepción, alteraciones viscerales... Es un tema muy amplio y complejo, en el que los ejercicios de Kegel son solo una pieza más del puzzle.
No quiero decir con esto que no sean beneficiosos, ni mucho menos, pero quedarnos con ellos como solución genérica es ineficaz e incompleto. Hay tantos casos diferentes como pacientes, y por ello los tratamientos deberían estar personalizados y con un punto de vista global: las disfunciones, tanto del suelo pélvico como del cuerpo en general, son en la mayoría de los casos multifactoriales, es decir, que tienen varias causas que convergen entre sí, y debemos abordarlas en conjunto para que se resuelvan de manera eficiente.
Si tienes un problema de suelo pélvico, no lo dudes y consulta con tu centro especializado: descubre todo lo que la fisioterapia puede hacer por ti.